¡VIVE!
Dios Eterno: Eres el que Eres
Desde siempre y hasta siempre.
Con tu amor que es tan inmenso
Con tu Gracia nos vestiste
Pues al mundo con tu hijo
JESUCRISTO redimiste.
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Que sacrificio tan grande!
Que amor tan sublime el tuyo…
Mira que darnos tu Unigénito
Y ser por Sus llagas curados…
¡Que magnifico tu ungüento!
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Mira que darnos a tu Hijo,
El que se llama JESUS…
Y por nosotros llego hasta la muerte
(Esa muerte dolorosa y humillante)
¡¡Fue tu muerte en una cruz! ¡
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Cada clavo que en su carne
Fue causa de gran dolor…
Esa corona de espinas
Que lacero Su Santa faz…
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Cada azote, cada burla
No merece que le demos
Todo nuestro ser y mas?
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Y Cristo fue sepultado….
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Y sellado con gran piedra
Esa tumba lo encerró…
Lo guardo; pero no pudo
Vencer la muerte a mi Cristo.
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Pues resucito temprano
Y las mujeres lo hallaron
Y a sus pies ya se postraron
Temerosas y gozosas lo adoraron…
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Quita la piedra, mi hermano
Quita la roca que impide
Que también así le adores..
Y obedezcas Su mandato.
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Ve y da la Buenas Nuevas
Dile a todos que ¡EL VIVE!!
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Invítalo a que se quede
Y tu corazón sea Su posada
Que no se velen tus ojos
Ábrele tu morada.
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Quiero que abras mis ojos
Que siempre te reconozca
Háblame en el camino;
Pero quédate conmigo.
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Quiero contar las cosas
Que me has dicho en el camino;
Pero mas quiero alabarte
Por lo que has hecho conmigo !
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Tan segura estoy que vives
Pues tu poder manifiestas
En esta tu humilde sierva
Que vive para servirte.
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Déjame sentir el gozo de estar viva
Y vivir así en ti,
¡MI CRISTO VIVO!
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Autor: Heberhaide Colunga Urbina
Vivo EL, se que esta vivo EL,
Se que esta vivo EL, mi Salvador.
Cuando María Magdalena, volvió con la noticia, de la presunta desaparición del cuerpo del Señor, Pedro y el otro discípulo corrieron juntos, hacia la tumba, pero el otro discípulo llego primero, se inclinó para mirar el interior de la tumba, pero no entró, luego llegó Pedro, y entro, y vio los lienzos puestos allí y el sudario, enrollado en un lugar aparte, luego entró su compañero y vio y creyó. Luego en la noche, estando ellos reunidos, se presentó el Señor con pruebas indubitables, mostrándoles las manos y su costado, los bendijo y les dio el Espíritu Santo, y les dio poder para remitir los o para retenerlo, y todos se gozaron grandemente viendo al Señor.
El Señor Jesús a resucitado y pronto en su gloria vendrá, así como le habéis visto ir al cielo.
Esperando en su promesa, caminemos y velemos en su pronto retorno. Bendiciones