LIBERTAD
Todos los sentidos me llaman y las brisas recogen mis costados
acéfalos que salen a ninguna parte.
Enmudecí con las penumbras y desee quitarle las agujas al presente.
Y volar volar.
Pero no alcanzaba, ni siquiera podía respirar un poco de paz. Entonces volví
al camino , salí de Egipto y crucé el Mar Rojo hasta llegar a la tierra de la libertad,
a Tierra Santa, al lugar de mi deseo que siempre me toma y no quiero escapar.
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Porque el Señor y el espíritu son uno mismo, y
donde está el espíritu del Señor hay libertad.
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2 Corintios 3:17.
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Autora: Claudia Arevalo