Las Sandalias

Las sandalias

Si estas sandalias hablaran cuantas cosas nos dirían.

Tal vez empezarían diciéndonos que muchas veces se cubrieron por el aserrín de la carpintería, horas y horas pasaron entre el cepillo, el martillo, el serrucho y los clavos, ellas vieron como de un trozo de madera se construían bancos y mesas. Un tiempo más adelante ellas caminaban por los polvorientos caminos de Palestina, fueron testigos silenciosos de acontecimientos nunca antes visto.

Nos dirían que en cierta ocasión vieron a una mujer postrarse ante ellas, unos hombres la perseguían con piedras en sus manos para apedrearla, la habían encontrado pecando y era la costumbre que debía ser cruelmente castigada. “El que no tenga pecado que arroje la primera piedra” se oyó una voz, y esas personas una a una se marcharon sin arrojar las piedras.

Las sandalias nos seguirían contando que vieron muchos milagros, muchos pecadores perdonados; pero también nos dirían que vieron gentes traicioneras, que con un beso entregaban a su amigo.

Un día estas sandalias fueron quitadas de los pies y arrojadas a un costado, ellas nos dirían que veían como abofeteaban a su dueño, le escupían, lo escarnecían, lo vieron cargando una cruz de madera y azotándolo lo llevaron al monte para ser crucificado, su dueño ya no las necesitaba, su cuerpo pendía de ese madero, a un costado quedaron las sandalias. Pero ellas nos seguirían contando que allí en esa cruz murió, lo llevaron a la tumba y al tercer día resucito.

Las sandalias nos seguirían contando que un día lo vieron como ascendía al cielo y decía: “Un día volveré a buscar a todos los que en mi creen”.

Las sandalias posiblemente quedaron arrumbadas en algún armario, nadie reparo en ellas, pero si pudieran hablarnos, las escucharíamos decir: ¡¡¡Que privilegio el nuestro, estuvimos en los pies del Maestro!!!¡¡¡ Los pies de Jesús!!!

Autora: Mary Romero

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook:



2 Comentarios en “Las Sandalias

  1. q bonito poema,seamos de los q se postran ante los
    preciosos pies del dueño de esas sandalias.
    Somos el fruto de la afliccion del maestro y vivamos honrandole y diciendo …Dios tu sacrificio no fue en vano¡¡¡¡

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *