La ovejita
1, 2, 3, 10, 20, 60, 80, 97, 98, 99, ¿99? ¡¡ No puede ser, habré contado mal dijo!!
Y empezó otra vez a contar 1, 2, 3, 99.
No se había equivocado, le faltaba una. Había pasado todo el día llevando las ovejas a donde haya mejores pastos, donde puedan beber agua limpia y cristalina, muy atento estuvo para que ningún animal feroz se acerque a alguna de ellas y haga estragos.
Sin embargo le faltaba una. La tarde comenzaba a caer, las había reunido a todas para llevarlas al corral. Enseguida pensó: no puedo dejarla sola, tengo que ir a buscarla dentro de poco va a venir la noche y muy seguro que alguna fiera viéndola deambulando y desprotegida la ataque y la mate.
Rápidamente empezó a actuar, la impaciencia lo embargaba, junto a todas las demás ovejas y las dejo bien resguardadas y cuando las vio bien seguras dio media vuelta y con paso apresurado se fue a buscarla, camino por el desierto, cruzo arroyos, comenzó a subir la montaña, paso del otro lado, siguió su marcha nada lo hacia detener, pensaba que no iba a parar hasta encontrarla, siguió marchando, cada vez mas a prisa porque la noche ya llegaba.
Sus pasos eran firmes, sus oídos muy atentos, a lo mejor la sentía balar, tal vez estaría enganchada en algún arbusto De pronto a lo lejos en medio de un matorral ve que algo se mueve.
Sigilosamente se acerca y……allí la ve, atrapada, sin poder moverse.
Tiende sus manos, la toma en sus brazos, la abraza y vuelve por el camino. La lleva sobre su hombro para darle seguridad y protección. Muy presuroso vuelve al lugar en donde dejo a las otras ovejas, y a todas juntas las lleva al aprisco a resguardarlas de la noche. ¡Que alegría tiene el pastor! encontró la oveja, estaba tranquilo, todas estaban en un buen lugar. Cuantas veces como la ovejita nos fuimos apartando del redil, cuando nos dimos cuenta estábamos enredados en tantas cosas, que fueron tapándonos y apartándonos del Buen Pastor, pensábamos que solo podíamos salir, y cuando quisimos no fue posible, estábamos en una enredadera.
Pero ahí esta el amado Pastor, pronto para extender su mano, nos toma en sus brazos, nos abraza, si estamos heridos cura nuestras heridas y pone bálsamo a nuestro dolor, nos conduce por lugares seguros y nos guarda que las fieras no nos hagan daño.
Si todavía estas atrapado, no puedes salir y no puedes avanzar, deja y entrégate en las manos del Pastor de nuestras almas y El te conducirá por verdes pastos y el bien y la misericordia te acompañaran todos los días de tu vida.
Autora: Mary Romero
Hermana Mary, es hermoso lo que escribió, xq nos llama a la reflexión. Cuando dice:”Pasos firmes” Nos habla de la convicción del Señor, sobre nuestra situación, y sobre su Amor eterno, conque nos ama.
Oídos atentos: Su oído no se ha agravado para no oir, el clamor de los hijos, ni su mano se ha acortado para salvar, a los cargados y trabajados. Bueno y fiel es el Señor, para siempre es su misericordia. Debemos imitar al Señor y salir a buscar las ovejas perdidas, descarriadas, cansadas, y perniquebradas, para que vuelvan al redil, de las ovejas. El esfuerzo vale mucho, porque para eso, el Señor derramó su sangre preciosa, por cada una de ellas. La palabra dice: Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. Salmos 126:6 La gloria sea al Señor por siempre. AMÉN
Hno. Pablo, que buen complemento para el escrito de La ovejita, es cierto lo que usted dice, nuestro buen Pastor nos ama con Amor eterno, hay miles de “ovejitas” que necesitan urgentes ser sacadas de los peligros que a veces se presentan, el Señor le bendiga!!