:::::::La imagen que se perdió en el espejo:::::::
Hubo un hombre que andaba por malezas y desfiladeros,
Descalzo el avanzaba, espinos había en sus senderos.
Dolores y tormentos en el camino el vivía,
Los pies le sangraban por las heridas que el sufría.
Lloraba noche y día,
Perdido el se sentía.
Clamor y angustia el llevaba,
En su vida mustia mientras caminaba.
A los cuatro vientos el gritaba,
Su alma se encontraba desesperada.
“Sáquenme de aquí, ya no quiero vivir,
Mi caminar es puro sufrir”-solía decir-.
Más de repente en el momento más oscuro, y hora menos frecuente,
Un pastor de ovejas encontró en su camino inesperadamente.
El con amor le miraba,
Con ternura se le acercaba.
Palabras a el le decía,
Que le fueron selladas
Todos sus días:
“Hijo mío yo a ti te he escuchado,
Tu clamor a mi me ha llegado,
Veo que caminas extraviado,
Dame tu mano y serás salvado.”
El tomo de su mano y la asió fuertemente,
De la oscuridad el pastor lo sacaba a paso convincente.
Mas cuando el temor a el llegaba,
La mano del pastor fuertemente apretaba.
La luz del día se asomaba,
De las malezas su vida se alejaba.
De repente noto que su mano ya no estaba,
Solo la mano del pastor que su vida rescataba.
Salieron de la maleza empecina,
Y caminaron descalzos por arena mas fina.
Su dolor ya cesaba,
Su clamor no se escuchaba,
Solo la mano del pastor, era lo que el observaba.
De repente ya no miro sus pasos,
Miro la arena y solo vio unos pies descalzos.
El no podía comprender,
Lo que en ese momento, llegaba a suceder.
El sol estaba en todo su esplendor,
Ya no caminaba en su constante dolor.
Mas de repente el se quedo perplejo,
Cuando al final de la arena se vio frente a un espejo.
Ahí busco su reflejo,
Ya no lo pudo encontrar,
Solo una voz desde adentro,
Su ser pudo escuchar:
“Hijo mío ya no te sientas desolado,
Yo desde adentro tus heridas he sanado,
Esa imagen es algo que tú nunca habías visto,
Soy tu señor Jesucristo, que ahora en ti existo”.
Y los cielos se hicieron retumbar,
Relámpagos empezaron a sonar,
Como voz que decía:
“Mi hijo en ti ha llegado habitar”
Cuando quieras yo te platico esta historia de memoria,
Ese hombre soy yo al que Jesús se manifestó en toda su gloria.
Gracias mi señor por esta hermosa manera que me has hablado,
Dictándome para que te escribiera y tú nombre sea glorificado.
Autor: Fernando Quintana Lazareno
1 de agosto 2011 4:14 P.M.
Me gusto mucho, es muy hermosa. Refleja el amor y el cuidado de Jesús sobre mi vida. Mientras la leía las imágenes venían a mi mente, Jesús es maravilloso. Te felicito Fernando y que el Señor Jesús te continúe inspirando. Bendiciones!!!!
DIOS lo puso en mi camino, necesito compartirlo con una persona que aprecio.
pero quiero compartirlo por hot mail, y no soy un experto en internet, por favor les pido que pongan la opcion de hotmail.
gracias