:::::::La familia que se llevo el capitán:::::::
Hubo una familia que vivía en la ciudad y un día alegremente se fueron a vivir a un pequeño puerto marítimo ellos se asentaron a la oriya del mar y en el embarcadero conocieron a un capitán muy peculiar, este nunca hablaba solo sonreía y saludaba a la gente que por ahí pasaba.
El capitán nunca bajaba de su navío sus pies nunca tocaban tierra toda su vida completa la pasaba en su nave en esta vivía, comía, se bañaba, dormía, etc. hacia todo lo que a su vida concierne en la embarcación.
Cordialmente siempre invitaba a la comunidad a subirse y pasear en su barco muchos subían y al final de el día alegremente bajaban, cantando y dándole gracias por permitirles pasearse en el.
La familia le observaba y se admiraba por la bondad y nobleza que en su corazón había ya que nunca aceptaba ningún tipo de remuneración económica por subir a la comunidad y pasearles en altamar.
Un día el capitán zarpo con unos amigos que el invito a la mar, lo sorprendente fue que al llegar el atardecer el barco llego solo con el capitán, la familia que se mudo a vivir a la playa se quedo azorada por no ver descender a sus invitados del barco
¿Que paso con sus amigos comentaban?
¿A donde los dejo el capitán?
¿Que hizo con ellos?
Al siguiente día vieron lo mismo otra familia se fue a la mar con el capitán y llegando el atardecer no regresaron, las mismas preguntas volvieron a surgir, el capitán no contestaba solo alegremente les saludaba desde el puerto en su nave y les invitaba a que salieran de paseo con el.
La familia comenzó a sospechar murmuraban y pensaban mal de el, así que una mañana el padre de esta familia decide subirse solo con el capitán y ver que es lo que ahí acontecía, al cabo de unas horas regreso lleno de dicha y jubilo con un gran amor para su familia mas la familia al preguntarle:
¿Como te fue?
¿Que es lo que viste?
¿Que paso con las otras familias?
¡No se!…fue su respuesta, al cabo de unos días el comenzó a enfermar y su piel comenzó a perder color se le veía con un semblante apagado y triste, la familia culpaba al capitán y murmuraban.
“De seguro algo le dio allá en altamar y por eso es que esta así, vamos te llevaremos a un hospital que te vean médicos para que así seas sanado”.
Mas el no quiso y pronto empezó a enmudecer y solo miraba al capitán con su embarcación que diariamente le saludaba y le invitaba a subirse y pasear de nueva cuenta con el
Al cabo de unos días el padre de familia sale de su casa va a el embarcadero y se sube de nueva cuenta ala embarcación con el capitán y navegan con rumbo hacia altamar, la esposa salio corriendo de su casa llega a la orilla del embarcadero y les ve partir le gritaba a su marido “¡Regresa, no te vayas con el, tu vida corre peligro, escúchame mi vida!”.
Mas este no le escucho, las horas pasaron y llego el atardecer el capitán regreso al embarcadero más el marido jamás se volvió a ver el ya no regreso.
La familia se quedo desconsolada y la madre al siguiente día muy de mañana fue y le reclamo al capitán a gritos le decía:
¡Donde esta mi esposo, que has hecho con el, yo no me bajo de tu barco hasta que me lleves con el, mira ten piedad y misericordia de mi, yo jamás podría soportar vivir mi vida sin el, tu no entiendes cuanto le amo y de lo que soy capaz de hacer por el!
Así que ambos se dispusieron a navegar hacia altamar, mientras los hijos abrazados a la orilla del embarcadero le gritaban y suplicaban a su madre que se bajara da la nave, que no fueran con el, que no los abandonara.
Mas ella no hizo caso y ambos (capitán y madre) se dirigieron hacia altamar perdiéndose la embarcación de la vista de sus hijos en el horizonte, el atardecer llego y el capitán volvió al embarcadero, más de nueva cuenta este volvió solo y los hijos no volvieron a ver a su madre.
Los hijos llenos de angustia dolor y tristeza lloraban cual niños huérfanos a la oriya del mar y a gritos pedían al capitán que devolviera a sus padres mas este solo les sonreía y les invitaba a subir.
Una mañana el hermano mayor le dijo a su hermana: “voy a ese navío y mi alma a Dios confió que yo me he de embarcar y a nuestros padres he de encontrar”, la hermana le suplicaba y lloraba que no se subiera que no quería perder a otro miembro de la familia no quería quedarse sola en la tierra, mas el le dijo: “Confía en mi que cuando los encuentre regresare por ti”.
El atardecer llego y a su hermano ya no le vio, solo la embarcación se acercaba y al capitán era todo lo que ella miraba, desolada y triste todos los días llora a la oriya del mar, sus lamentos se logran escuchar aun hoy en día en los pueblos aledaños.
El tiempo ya a empezado a surgir efecto en ella y de aquella niña que un día perdió a su familia, hoy en día es una anciana vieja y amargada que sufre de soledad, su alma se le ve llena de rencor, angustia y dolor, por que a su familia no la ha vuelto a ver, mas existe algo que su espíritu ve y ella cuerpo y alma aun no ha podido distinguir:
El capitán de ese barco es nuestro señor Jesús que le dice: “no temas solo cree que ellos están bien y súbete que yo te llevare a ellos” y la gente que ya no ha visto no ha desaparecido ya que ellos ya no viven mas cristo vive en ellos, no se bajan de la nave por que no desean sufrir en tierra como antes lo hicieron y hasta este día ellos le invitan a través de Jesús a subirse con ellos y entregar su vida a Dios.
¿Pero sabes que es lo más triste de esto?…
Que la hermana que se encuentra sufriendo eres tu amado mió, el cual aun teme por subirse a este navío.
¿Hasta cuando tendrás fe y por fin a este navío te has de subir?
La respuesta esta solo en ti
Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.
(Marcos 5:36 RVR60)
Autor: Fernando Quintana Lazareno
12 de Agosto del 2011 8:37 A.M.