La celebración de la Pascua
Querido Padre celestial,
Falta poco tiempo para celebrar nuevamente la Pascua contigo.
En estos días previos a la celebración, lo único que mi alma anhela es poder tener muchos momentos de oración en intimidad y comunión con tu Santo Espíritu.
Soy consciente de que este va a ser un tiempo de gracia y quiero entonces poder utilizarlo para meditar y reflexionar sobre las actitudes que tengo que cambiar o mejorar.
Un vez más decido con todo mi corazón, crucificar mi vida junto a la de Jesús.
Que junto a ti Jesús mueran todas aquellas actitudes que pertenecen a la vieja naturaleza,
Malos hábitos que obstaculizan mi comunión contigo.
Que junto a ti Jesús muera la angustia,
Muera la inseguridad,
Mueran los temores.
Que cada vez que el enemigo venga a atacarme, sus darnos no me alejen de ti.
El deseo ferviente de mi alma es levantarme victoriosa luego de cada batalla espiritual. Que cada ataque me sirva para aprender a depender más de ti.
En esa cruz venciste al diablo amado Jesús. Con el precio de tu sangre me lavaste.
Padre bueno,
Que entregaste a tu único hijo por amor a mí, para salvarme de la muerte eterna, te entrego nuevamente hoy mi vida y decido morir junto con Jesús para luego resucitar con Él a la vida eterna.
Crucificada con Jesús, resucitaré a una vida bendecida, colmada de amor y perdón, de fe y esperanza.
A través de mi fe, esa fe sobrenatural que es regalo tuyo, sé con toda seguridad que algún día me encontraré contigo.
Padre bondadoso,
Gracias por enviar a Jesús a este mundo para morir por mis pecados y para reconciliarme contigo y vivir eternamente a tu lado.
Yo sé que mi Cristo vive,
Yo sé que mi Cristo reina,
Yo quiero prepararme para cuando decidas venir a buscarme.
Prometo seguir las huellas de Jesús todos los días de mi vida,
Caminar junto a Él.
Porque Él me amó,
Y porque murió por mí,
Le seguiré.
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Autora: María Fernanda S.
Amennnnnnnnn