Encuentro, entre el Idealismo y el Amor

Una tarde, el Amor, salió a dar un paseo, y mientras caminaba por una plaza, mirando las flores coloridas y a los chicos que jugaban divertidos con sus amigos, oyó una voz que lo llamaba, y al darse vuelta, Vio que era el idealismo, quien al llegar a su lado le dijo: ¡Hola Amor!, ¿como estas?, me siento muy feliz de verte, te extrañaba tanto, me gustaría mucho conversar contigo, y contarte lo que propongo a las personas, haciéndolas ilusionar con gestos delicados. El Amor le dijo: suena interesante, nos sentemos aquí y cuéntame lo que propones:

Te cuento que días atrás sugerí a un joven que gustaba mucho de una chica, que se dispusiera a comprarle un ramo de flores y se las regalase en persona, a fin de que ella no tuviese dudas de su intensión. Y con ese gesto yo mantendría encendida la llama de la ilusión. El Amor le dijo, ideal, me parece muy entusiasta lo que hiciste, no deberías ilusionar así a las personas, todas tienen derecho a ser felices, pero no de esa manera. Lo que tú planteas es superficial, espontáneo, intrascendente, no perdura en el tiempo, no crece, no se desarrolla, no se nutre de la verdad ni del amor.

Mientras el Amor aconsejaba al ideal, llegó la alegría con la música a todo volumen, y todos en la plaza la miraban y sonreían, pero el Amor le dijo: alegría baja el volumen de tu música, y así será más efectiva en la gente. La alegría mermó su aparato, y todo volvió a la realidad y a la tranquilidad. Entonces ella dijo: Perdón, pensé que todos estarían contentos con mi llegada y si los movilizaba, mucho mejor. El Amor le dijo: Estar contentos y alegres no es sinónimo de locura y excesos, sino de disfrutar la vida sanamente en familia, con paz y tranquilidad.

Mientras el Amor decía esto, llegaron el odio y el desprecio, y sin mediar palabras, dijeron a todos los presentes: El Amor intenta engañarlos con palabras suaves y persuasivas, pero a nosotros, nos contaron, que el Amor había sido herido en sus ojos, por el aguijón de la locura, durante un juego de escondidas, y por esta causa la locura, lo acompaña a todas partes. Además el Amor está ausente en el mundo, porque nosotros hemos tenido un gran éxito, sembrando discordia, peleas, celos y guerras por doquier, y mucha gente, nos vio como una opción válida para sus objetivos.

Yo fui quien hizo correr ese rumor, dijo la mentira, que llegaba por detrás de ellos, y todos se dieron vuelta a mirarla de frente, mientras tanto, ella agachaba su cabeza, y reconocía que mintiendo de esa manera, no lograría eliminar al Amor, pero si, lograría que la gente se enfríe, y se vuelva más individualista, egoísta y rencorosa, unos con otros. Inclusive ustedes dos, tuvieron éxito con sus negatividades, gracias a las mentiras, que yo esparcí por el mundo, pero hoy, que tengo al Amor de frente, no puedo mirarlo a los ojos, porque su presencia y nobleza, supera ampliamente mi pobre razón de ser.

Es verdad lo que dijiste, pronunció la voz de la Verdad, quién llegaba acompañada por la Esperanza y la seguridad. Tu existencia no tiene razón de ser, sin embargo tus mentiras lograron el objetivo a medias, ya que la gente pensó, que el mañana podía ser mejor, sin la existencia del Amor, pero la Esperanza se ha encargado comprometidamente de llevar mi mensaje a chicos y grandes, en todo lugar, lengua y nación, puerta y corazón, que la vida es bella con la existencia del Amor. ¡Viva el Amor! ¡Viva! Gritó la alegría, pegando un salto tan alto que llamó la atención, e incluso, llenó de emoción a todos los presentes en esa reunión y a los presentes de alrededor.

El Amor no puede estar ausente, prosiguió la verdad, porque el verdadero Amor desciende de Dios nuestro creador, y en EL mora la Justicia, la Verdad y el Amor. El nos regaló el Amor, para que sepamos valorar toda su creación y a nuestro prójimo que está a nuestro lado como a nosotros mismos. Y para que conociendo y valorando estas cosas podamos amarlo y reconocerlo en todos nuestros hechos, dándole gracias por todo lo que somos y tenemos que solo es nuestro en El. “En esto consiste el Amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

De modo que el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Y ahora permanecen la fe, la esperanza (que no avergüenza a nadie) y el Amor, estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor. Y les puedo asegurar que ni las muchas aguas podrán apagar el amor, ni tampoco los ríos podrán ahogarlo. AL oír esta maravillosa y contundente exposición de la verdad, quedaron todos en silencio y la seguridad les dijo: Dios les da seguridad y confianza, y sus ojos estarán sobre los caminos de todos. A partir de ahora la iglesia tiene la responsabilidad de dar a conocer la multiforme sabiduría de Dios, a todos los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza, por medio de la fe en él, de modo que no desmayemos y sintamos el Amor de Dios que nos alienta a ser valientes.

Luego de oír estas palabras se fueron alejando en silencio y avergonzados, el odio, el desprecio y la mentira. A lo lejos se los veía pelear y discutir entre ellos. Luego se confundieron con un fuerte abrazo, la verdad con el Amor, la alegría con la esperanza y la seguridad quiso hablar al ideal, pero este se devolvió con los ojos llenos de lágrimas, seguramente pensando en un nuevo replanteo estratégico, que le permita seguir creando una ilusión más sana y duradera. Finalmente se besó la seguridad con el Amor y la alegría y se fueron las tres como habían llegado.

Al quedar solos, la alegría le dijo al Amor, te prometo que siempre estaremos juntos en el corazón, porque solo así me sentiré honrada con tu presencia. El Amor le dijo, pues si así lo has decidido, corre fuerte y llévale esta flor al ideal y dile que le ofrezco mi amistad y mis consejos. Cuando lo alcanzó, y se la dio, el ideal la apoyo sobre su pecho y la besó. Finalmente el Amor y la alegría, se alejaron juntos sonriendo y conversando.

Dedicado para todos los que creen en el “Amor de DIOS”, y llevan este mensaje de Fe, Esperanza y Seguridad, respaldados por el Espíritu Santo de Dios, que ha sido derramado en cada corazón.

Autor: Pablo E. Castillo