EL TODO DE MI VIDA
Sigo el sendero de la montaña,
Tras de mi cerré la puerta,
Y el muro que de ti me separó por largos días,
Por largos años, ha quedado manifiesto.
Mi plenitud llena de fatiga, confundióse en miedo,
Alternado en llanto se vistió de abrigo.
La muchedumbre de mis pesadas cargas emergió en engaño,
Y mi lasitud escondió mi verdadera condición.
De mis noctívagos afanes,
Se calcinan en mi pecho los anhelos.
He pisado el polvo,
He llorado y he formado ríos de amargos sinsabores,
Pero he mirado, los soles de tus ojos,
Y tus llamas me han limpiado de durezas.
Me sostuvo tu mano de amor
Y mi corazón que había olvidado cómo era
Ese, al que llaman AMOR,
Inmortalizó en su recuerdo tu rostro,
Eres níveo, puro al extremo, no hay quien a ti pueda confrontarse.
Aunque suba la montaña, con tropiezos, aunque llegue herido,
Aunque mis guedejas se hagan trizas,
Allí límpidamente, te veré y me sonreirás,
Tu voz acallará mi pena.
Te sonreiré, y me alegraré hasta más no poder.
Allí, yo escribiré con mis palabras: TE AMO, TU ERES EL TODO DE MI VIDA.
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Autora: Berenise Luna