EL RELOJ CELESTIAL Y LOS AFANES DEL MUNDO
La esperaba allí
En el mismo lugar, en el mismo momento, a la misma hora
Viéndola con tus ojos apacibles, llenos de ternura, de bondad hermosa
Esperando una oración, una palabra, una frase o al menos un susurro
Que le hiciera saber que sigue allí, en su refugio.
–
Camina de aquí a allá, de un lado a otro de la habitación
Hay tantas cosas por hacer, tanto en que ocuparse, empieza a organizarse
Le espera un largo día, hay que aprovecharlo, ¡Tiene que lograrlo!
–
Y en el mismo lugar El se encuentra, sus ojos siguen cada uno de sus pasos
Su mirada es de amor esperando que le vea allí sentado
Corren rápido los minutos, pero El no desespera como los mortales en su carrera
Sino que sigue allí vigilante, anhelando el momento en que pueda hablarle
–
El reloj va rápido, el día se agota, ella pierde la cordura,
Falta tanto todavía, esto no culmina, ¡le agota esta vida!
Al dar ya la noche, mira a la ventana, ya no queda nada.
Todos se han dormido, y ella todavía en su fiel capricho.
–
¡Fría madrugada!, inclemente oscuridad, silbido aterrador
Sus fuerzas se han ido,
¡Merezco un descanso! Se dice orgullosa con voz imperiosa
Dispone su cama, listas ya las sábanas, por hoy fin de jornada
–
Y El sigue allí en el mismo lugar donde siempre espera
Se apagó la luz de la habitación y nunca lo vio
Y El fiel y amoroso la arropa en sus sueños y murmura en su oído:
Te espere hoy como lo hago cada día
Esperé a que me hablaras aunque sea un instante
Pues en mi mano estaba la solución de tus afanes
Y en mis brazos abiertos un fiel regazo para tu descanso
–
Pudo ser distinto este día, ¡tan distinto, hija mía!
Si me hubieras hablado, si me hubieras buscado
Tengo un gran libro de promesas, ya están listas, sólo tienes que leerlas
Pero pasabas tantas veces frente al libro y no leíste lo que tenía que decirte.
–
Te espero mañana, como siempre ha sido, en nuestro gran encuentro
Tengo que decirte muchas cosas nuevas que yo aún te tengo
Un hermoso día te daré mañana como cada día
Solo espero que lo notes y no esperes la noche para darte cuenta que se ha ido el día
–
Te espero mañana en el mismo lugar,
Allí yo estaré por si esta vez te quieres acercar
–
Ah!, Pero hija mía no te tardes tanto, no esperes más rato.
Como cada día tu reloj se acaba y no te alcanza el día
Así mi reloj corre cada instante, se agotan los días
–
No quiero que al fin cuando encuentres tu tiempo, no encuentres el mío
Que sea ya tarde y te des cuenta que ya yo me he ido.
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Autora: Neyla Cardozo Castellano
gracias por sus palabras hermana y por ese talento que lo esta utilizando en los caminos de Dios .paz