“El poeta ha muerto”
“El poeta ha muerto”
Susurraron las féminas que creían ser ninfas
Y en la prevaricación de sus secretos,
con un hálito de nostalgia,
de amantes de soldados que no regresarán de la batalla;
Sollozaron remembranza de afirmante despedida.
“amante sin igual de poemas lacerantes,
cuyas letras penetraban la coraza de la piel mas dura;
se ha perdido en los laberintos del silencio
ha cambiado pasión por serenidad;
de lobo estepario a oveja en su redil.
Dejamos nuestras lágrimas sobre tus viejos vestidos,
poemas que han de añejarse como el vino
pero que el viñador no catará jamás;
fuiste una ráfaga que arrasó las emociones
como una estrella fugaz resplandeciente,
que cruza el firmamento y luego desaparece.
Te decimos adiós del mundo glorioso que te rodeaba
¡Las puertas estaban tan abiertas a tu juventud impetuosa!
pero te has marchado por la delgada inverosímil vida eterna.
Adiós poeta… De luto nos vestimos hoy,
mañana se levantarán miles como fuiste tú
entonces serás un lindo recuerdo que desaparece
Como las cenizas son esparcidas por el viento”
Pero una voz poderosa como el trueno,
potente como el rugir del León en la selva
se escuchó con un cántico como respuesta:
“El poeta ha muerto porque la semilla debe caer y morir,
porque está llamado a dar frutos que no perecen,
está llamado a portar como espada, la palabra sacrosanta.
Será un guerrero cuyos enemigos no podrán atravesar su escudo,
porque su escudo será del oro color sangre;
sangre que redime la carne humana y que doblega a los petulantes;
llevará detrás de sí, adelante y a sus costados, ejércitos de ángeles.
Sus versos serán la antífona que sosegará almas sedientas,
yo estaré endulzando con verdades de mi corazón
su oído presto a mí;
como galardón ya tiene su corona,
y por su entrega ya tiene vida eterna;
solo le queda el peregrinaje en el mundo,
que ya es para él, tierra ajena.
Por ello lo llamo peregrino poeta,
cuya pluma tendrá de tinta mi Santo Espíritu
y será esparcido, no como ceniza al viento,
Sino como palomas mensajeras.”
Autor: Diego Emilio Corzo