:::::::El amor sobre la mesa:::::::
Un día un hombre estaba, comiendo al pie de su mesa,
Lo embargaba un inmenso dolor y una profunda tristeza.
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Amargado el reclamaba, a Jesús en sus oraciones,
“¿Por que me has abandonado? ¿Donde están tus bendiciones?
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¿Donde ha quedado, señor tu misericordia?
De mi te has olvidado, ya no estoy en tu memoria.
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Un hombre inicuo se ha acercado y me ha dado un plato de comer,
Tu de mi te has alejado, ¿porque ya no soy de tu parecer?”
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Más de repente se acerco a su mesa, un hombre a este señor,
Sus ojos mostraban una enorme tristeza y un profundo amor.
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“Hijo yo te he escuchado, lo que dices en tus oraciones,
A tu mesa hoy me he acercado, como en otras ocasiones.
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De ti no me he olvidado, se por lo que tu estas pasando,
De mi amor tú te has alejado, yo siempre te he estado amando.
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Cuando en el camino tú sufrías y llorabas en tus oraciones,
Mi corazón también sentía, el clamor de tus peticiones.
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Es por esto que yo he bajado, de con mi padre y su lugar sagrado,
Tu cruz yo por ti la he cargado, por el dolor que me has reflejado.
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Esta prueba que tu estas sufriendo,
En mi vida por ti la estuve viviendo.
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Más ahora en ti yo estoy creciendo y
Tu espíritu en mi se esta fortaleciendo.
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No llames inicuo a ese hombre, que hoy te entrego un plato de comer,
Es mi padre que te alimenta, para que tu cuerpo no llegue a desfallecer.
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Yo te espero pacientemente, como el padre al hijo derrochador,
El cual recibe alegremente, a su hijo con todo su amor.
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Por lo pronto mi espíritu consolador,
Esta sanando, todo tu inmenso dolor.
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Y mi amor cura toda tu amargura,
Para que te cubras de mi vestidura.”
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Fue cuando el hombre pudo comprender,
Que Jesús fue a su mesa y le dio de comer.
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Alimento para un hombre abatido,
Por el amor que siempre la ha tenido.
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Inmediatamente el se levanto y se arrodillo ante este su hermano
Y le dijo humildemente: “perdóname mi señor y llévame de tu mano”
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Gracias mi Dios y mi Padre,
Por tu presencia en esta tarde.
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Con tu amor me reconfortas,
Y vuelves a levantarme.
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Gracias Espíritu Santo de Dios,
Por llevar mí quebranto ante los dos.
Autor: Fernando Quintana Lazareno
9 de Octubre del 2011 5:40 P.M.