EL
No podría amarte sin haber dejado Babilonia.
Mis arcos fueron quebrados por el yugo de tu amor, y en esta esperanza
que atropella, busco la delicia en cada rincón del espíritu.
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¿A quién atribuir la gloria?
En tus manos mi presente, ayer, y el polvo.
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Autora: Claudia Arevalo
