Amén
I
Mi voz quedada
No te llama
Mis ojos se marchan
No te aguardan
Siguen tacones
O el fulgor de algún televisor
En el barranco del sillón
Embriagado de reflejos
Multicolores y rápidos.
II
Mis oídos maneados
Se cruzan de lóbulos
Cuando saben que bajas
A intercambiar palabras
O a decirme; -para ya hijo no vallas
Pero es que crecí
Y algo liudo en mí
Más que mi alma
Que me atraganta;
Un adobe de poros
Una estela de arcilla
Un lagar de frontera
Un cumulo de concupiscencia
Un Crispar de nervios
Que se asemejan
A un conjunto de ramas secas
III
Pero aun así de envolvente y opresora
Su espesor es irregular
E inconsecuente
Y en donde fina esta vasija se hace
Hay un balcón a tu
Encuentro
Por eso ahora me arrodillo
Y siento el frio del suelo
Trepando mis huesos
En una posición incomoda
Pero a la vez necesaria
Vuelvo a ser tulló
Vuelvo a ser viento.
IV
Y luego… un silencio primero
Y un; Padre, grande y poderoso…
Después
Le sigue otro silencio
Es entonces cuando
Mi humanidad despavorida
No entiende
Y yo solo abogo
A mantener el momento
De hablarte
De mirarte
De escucharte
Y de decir amén
-Como no lo hago
De pie.
.
Autor: (Yahu-natâm)