Cuando Naciste

Cuanto emergiste Tú se me endureció

el caparazón, mi ombligo brotó y un mar

lloré yo.

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No dormí por tres días, por la alegría que ese

evento marcó. Volví a ver el cielo azul, porqué negro

lo veía yo.

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Enrollé las mangas y a remar me puse yo,

todo lo que devengaba a Ti te lo entregué, varón.

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Mi vida se iluminó como cuando enciendes un fogón,

en medio de las tinieblas, donde no se ve ni los ojos

de una lechuza, esperando cazar un ratón.

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Cuando naciste Tú, olvidé que existían las fiestas y

la bebe lata en las tabernas del vecindario donde vivía yo.

Te compré cuna de oro porque Tú mi retoño, te merecías lo

mejor.

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Que triste cuando pasa el tiempo y ya no asientas el beneficio

de un maridaje que Dios unió. Que triste se queda un Padre

cuando sólo silencio percibe a su alrededor.

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Autor: Jimmy Báez Jusino