CARICIAS
En horas de soledad, cuando el aire se torna enlutado y el vaso de suspiros
se llena vuelvo a tus caricias.
Sí el día se empaña por injurias, viéndome en todas las pantallas,
vuelvo a tus caricias.
La necesidad puede mendigar aprobación, tan adictiva que duele.
Y es por eso que vuelvo a tus caricias.
El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones.
2 Corintios 1:4.
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Autora: Claudia Arevalo