Dulce danza vespertina
Oh, Dios cuánto te amo
inconfundiblemente escucho tu voz
enamorándome, y yo muriendo de amor
presa en tu amor.
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Sigue, sigue, no dejes nunca de hablarme
así, toma el control, en medio de esta alabanza
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Oh, en mi corazón hay una fuente que salta para vida eterna
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Que todo lo que mi boca cante, y lo que mi alma te diga
atraiga tu atención, que inclines tu oído y rías al verme
mi espíritu danza para ti, perdida en adoración.
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Autora: © Grethel Collins
Es una especie de irradiación multicolor en un éxtasis de espiritualidad, donde el yo poético-en-Cristo expresa un estado de unidad en el Espíritu Santo, en completa paz, y entonces se expresa en alabanza al Santo Todopoderoso.
¡Qué hermoso,una relación así lograda, debe mantenerse,perman ecer en la luz¡