ORACIÓN
Ayúdame a romper el silencio, ilumina mi hora.
No vuelvas tu rostro, dame de beber tu plenitud, eres mi justicia.
Por favor sola no puedo en el aquí.
Sé propicio a mi deseo, no calles, mi Dios causante de mis asombros.
Mis ojos han visto tu estación y mis ojos no acaban de ver tu costado más
puro en este soplo que empuja y caigo con mis hojas de otoño.
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Autora: Claudia Arevalo
Estimada Claudia, me encanta tu poema, es tan sencillo, tan puro, tan profundo, que despierta la fe, la confianza, y la dependencia.
El silencio en ocasiones, es tan frío, tan distante, tan desalentador, que obliga al análisis, quisiéramos romperlo y crear con su ausencia, una distancia mas corta, mas sincera e ilimitada.
Romper el hielo, acortar la distancia, e iluminar nuestros ojos con los suyos, es un momento tan especial, tan esperado, que no queremos estar solos, ansiamos la compañía de Dios, para demostrar que somos capaces de amar fraternalmente, que amamos lo creado por EL.
El otoño a pasado, las hojas de lo mas alto del árbol, cayeron hasta nuestro lado, con todos sus recuerdos, y tristezas, por las ausencias, por los fríos que marchitaron las hojas caídas, y los vientos, que mas allá de sacudirlo, lo afianzaron mas en la esperanza de un mañana mejor y mas especial, cuando todas las estaciones juntas, brinden el testimonio de su paso, por la vida y la sabia de ese pequeño, pero fuerte árbol, que supo soportar todos los momentos de inclemencia y que hoy forma parte del paisaje de la ciudad.
Finalizo este comentario, con las palabras de una hermosa canción(puerto mon). Ella le dice: “Abrázame y verás, que el mundo es de los dos, salgamos a correr, busquemos en el ayer, lo que nos hizo tan feliz”.
Un beso fraterno desde Argentina, Dios te bendiga.
Gracias por tu análisis, muy profunda tus palabras.
Creo que hay un dejo de nostalgia en esa canción que mencionaste ( de parte tuya).
Quiero decirte que no mires el pasado porque Dios nunca vuelve atrás, y hace nuevas todas las cosas., y para tu vida también.
Sólo hay que saber esperar y confiar en Dios( que no es nada fácil, porque el yo siempre está tejido en nuestro ser, pero con la ayuda del espíritu nada es imposible).
La obediencia trae bendición y hace la diferencia de un creyente con acción a un creyente de palabras.
Dios te bendiga, y nuevamente gracias por tu comentario.