Balada Cruel

BALADA CRUEL…

Balada. Llegas ha mi alma

Y entras en mis venas

Y me apenas, me desangras…

No suenes lenta, penetrante.

Balada, melodía, me haces recordarla,

Añorarla, extrañarla como se extraña la vida.

Balada entremezclada con esa mujer

Que mi corazón amaba y ama.

Balada triste, balada plegada

De su imagen, de su riza que mata.

Balada del ayer, del hoy y del mañana.

Balada, la acercas para contemplarla;

Me la traes cerca, para acariciarla

Y para sufrir por no poder retenerla.

Balada no suenes, ¡para!…

Déjame con mi soledad, más liviana.

Ya no me hagas recordarla,

No me hagas regresar al ayer,

Ni llevarla conmigo al mañana.

Balada, piérdete con el silencio.

¡Por favor!, desaparece con el viento,

Que te lleve lejos a otros oídos,

Y que te sientan otros corazones

Que nunca han sufrido.

Balada cruel, ¡para!…

Que esta sea tu última tocada.

Que esta sea mi última lágrima,

Y mi última vena ensangrentada.

..

Autor: Willan V. Castillo

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook:



3 Comentarios en “Balada Cruel

  1. “La melancolía es una Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece ni gusto ni diversión en nada”.

    Aveces pensamos que la felicidad depende de la presencia de otra persona, y así nos gastamos procurando alcanzar ese fin, pero cuando no es posible lograrlo, se hace presente la Depresión, y ella es como el verdugo que llega a cobrar su deuda, la deuda del fracaso. Pero debemos pensar y sentir con valentía que todo lo que no pudimos alcanzar es porque no nos pertenecía y no era para nosotros. Todo lo anterior fue pura casualidad, un accidente pasajero, si hoy no esta presente es porque no te quería, no eras su mejor elección. Lo único importante que queda, eres tú mismo, con tus virtudes y tus defectos, con tus logros y tus alegrías, ama lo que tienes, lo que eres, y deja correr las aguas de ese canal que un día detuviste, para ver lo que no llegó, y verás como las aguas volverán a correr limpias y cristalinas, y tu meterás tus pies para refrescarlos y de paso verás tu rostro feliz, como en un espejo.
    Aveces Dios nos permite atravesar por un desierto, para que nos demos cuenta de nuestro estado, pero luego en el silencio, nos deja escuchar su silvo apacible, para recordarnos que no estamos solos, que EL sabe donde estamos, y viene a alegrarnos con su amor y presencia.
    El Señor dice: “Con amor eterno te he amado, por tanto te prolongué mi misericordia”. DTB

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *