En la barca de la vida, por mucho tiempo, he transitado, dejando un paraje de un pasado y recuerdo triste vivido. En busca del destino, que empecé a ver, cuando un horizonte, distanciado, ilusorio contemplé; sin saber a donde ir, a la deriva iba, en la barca de la vida, navegando el inmenso mar, movido por grande olas, el viento soplando, me ha llevado a un desenlace, en donde no hay vuelta atrás, para buscar horizonte en otro lugar. 

No hay brújula, que pueda darme la dirección, para salir de está situación,

En medio del mar, he quedado, La fuerte tormenta se acerca; los vientos contrarios vinieron azotando tan fuerte y violento la barca, el mal tiempo, ha tomado control, Las aguas no parecen calmar, perece la esperanza de encontrar la salida y de que todo pueda cambiar; todo se comienza a inundar, me ahogo en mi humanidad.

Flaquean las fuerzas, el temor, se apodera, es más poderosa la turbulencia, todo la barca se estremece; el mar embravecido, todo ha su paso a sacudido.  En plena desesperación, su presencia se acerca, él ha cuidado todo desde cerca, ha estado en silencio obrando. Sin darme cuenta.

Él  ha hecho callar al mar; el viento obedece su voz, todo cambio de repente.

El mar se comienza a calmar. Se ha hecho gran bonanza en la tempestad, por medio de su palabra, el rescate ha venido, el ha guardado mi vida. 

Un nuevo horizonte, encontré, el pasado que llevaba en la barca, las profundas aguas, se las llevó, olvidada, para retomar el destino que creaste para mí.

“En la barca de la vida, Jesús ira conmigo, si el está en la barca, Todo estará bien”…. 

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Autor: Teodoro Montenegro Córdoba