¿SÁBES PUEBLO DE DIOS LO PRIVILEGIADO QUE ERES?

¿Sábes pueblo de Dios lo privilegiado que eres?
¿Quién más que tú tiene como su rey al Rey de reyes y Señor de señores?
¿Quién más que tú tiene al ÚNICO Dios vivo y verdadero?
¿Quién más que tú tiene todas sus batallas ganadas porque es Dios quien pelea por ti y te hace más que vencedores todas las cosas?
¿Quién más que tú recibe bendición por cada una de las cosas que vive, y no solo de las “lindas”?
¿Quién más que tú tiene todas sus necesidades cubiertas en Dios?
¿Conoces a otro que tenga un Dios tan grande como lo tienes tú? Su grandeza es tal que por amarte tanto, no se aferró a su divinidad, sino que siendo santo se hizo hombre para morir de la peor forma que hay.
Que privilegio que tienes o pueblo de Dios de tener un Dios tan grande y dulce y tierno que te escriba una carta como ésta:
“Hola mi hermosa creación, mi muy amada ovejita.
Yo soy Dios y quería decirte unas pocas palabras…
Primero, decirte que te AMOOOO.

Segundo… yo te conozco, conozco tus obras, tu trabajo, que es constante. Conozco cada una de las lágrimas que derramas en silencio… conozco cada una de tus soledades y ese clamor por alguien que no te diga nada, sino que sólo te abrace y te brinde un hombro en el que puedas descansar de tanto dolor… Yo te conozco bien y te ofrezco mi amistad, estoy disponible las 24 horas, los 365 días del año, todos los años de tu hermosa vida. Yo conozco cada una de tus debilidades e imperfecciones, y también puedo y quiero darte la salida a cada una de ellas.

Y por último quiero decirte que nunca olvides m gran amor por ti, amor tan grande que dejé mi divinidad y me hice hombre para que tú pudieras ser salvo. Al estar en la tierra, te dejé ejemplo de vida y un camino marcado, Yo soy el camino… Al morir en la cruz estaba haciéndome maldito, para que tú fueras bendito en mi maldición, y siendo santo, soporté el peso de toda la carga del pecado, a parte del desprecio, el rechazo y la negación de quienes más cerca de mí estaban.

Mi amor por ti es tan grande que vencí la muerte y el pecado, y te di esa victoria a ti, amado pueblo mío.
Mi amor por ti es tan grande que te estoy preparando una morada en mi casa, para pasar toda la eternidad junto a ti, porque ese es mi deseo, PASAR LA ETERNIDAD JUNTO A TI.

Amada Iglesia, comparte de este amor con quienes aún no me conocen y andan sin rumbo en soledad.

Iglesia, acuérdate de esto y marca una diferencia en el lugar donde estás.

No olvides Iglesia mía, pueblo mío CUÁNTO ES QUE TE AMO.”

Y, ¿Qué pueblo es más privilegiado que tú, OH PUEBLO DE DIOS?

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Autora: Andrea Espiño